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LA ESPADA DE HOLOFERNES.
[ Núm. 4.° J [Trim. 1.0 J
Sal/tajé de Bogotá lB de Febl'e¡'o de 1830.
---000---
lfw ! patior telis vulnera fact{t meis.
Ay de mí! tlue padezco herida con mis flechas.-OvIDIO.
Continúa el . Parágrafo 7.° del núm. anlerior.
"Uno de los sofismas mas comunes del partido filosófico,
es oponer un pueblo criado en su imajinacion de
buenos filósofos, y otro dPo malos christianos. En tratandose
de pueblo, es preciso suponer que abusará de la filosofia
sin reIi gion,' como el nu estro abusa de la Reli gion sin
filosofia, y esto no p11ede mudar mucho el estado de la
cu estion. Pocos hom bres saben su rel igion en todo punto,
quando la ti enen. Esto es tambien verdad; pero al fin, muchos
tienen Unn, y la siguen, a lo menos en parte. Es
indubitable que los motivos de Religion les impiden muchas
veces hacer Inal, y les hacen producir virtud es, y acciones
lauc.h¡J)! es, qoe no harian sin es tos moti vos. ¿ Los que
hacen tráfico de la Re li gion son los quPo la tienen ? Todos
los crímenes que se cometen en el Clero, como en
otra qualquiera parte, no prueban que la Religion sea inutil,
sino que son pocos los que si g'uen sus preceptos.
No hay cosa tan in ocente á donde el hombre no
pueda llevar su crÍmen: no hay arte tan salud a ble, cuyas
intenciolh's no pueda malea r: ni nada tan bueno en si, que
no pueda COOl erti r en lTial úso . La mediG.ina es un arte
provechoso, y cada uno la reverencia como una de las cosas
mas excelentes que tenemos; y sin emba ro'o hubo tiempo
en que se hizo odiosa, y muchas veces "se ha convertid
o en arte de en\"enenar. La fil osofia es un rega lo del
Cielo, que se nos d¡ó para hacer subir nuestros espíritus
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26 -
al conocimiento de Dios, por la contemplacion de las maravillas
de la naturaleza; y se sabe, que se la aparta de
su fin, y se la emplea en sostener la impiedad. ¿ Pues que
hay que maravillarse, de que las cosas mejores, y las mas
santas, no estén á cubierto de la corrupcion de los hombres?
¿ Se logrará convencer de las imaginarias ventajas de
la anarquía, refiriéndo los abusos de la autoridad? ¿ Se
llegará á desacreditar toda la jurisprudencia, cúntando
los males que ha producido el embrollo? En fin, ¿ se desearía
el aniquilamiento de la Religion, por que el fanatísmo
la ha hecho servir algunas veces á la desgracia de
la humanidad? Todas estas cuestiones son semejantes, y
deben decidi del mismo modo." • .
Así hablaba, el ya citado célebre escritor de la Francia,
delante de una cabala infernal, que trataba de seducir
á los incautos, exagerando los abusos de los malos christianos
que la Religion \lora todos los dias.
Rousseau decia: .. ¿ Cómo es que las ciencias, cuya
fuente es tan pura, y cuyo fiu tau laudable engendren
tantas impiedades, tantas heregias, tantos errores, taptos
si temas absurdus, tantas contrariedades, tantas inepcias, tantos
miserables romances, tantos escritos licencioso, y tantos
libros obscenos; y en los que las cultivan tanto orgullo,
tanta avaricia, tanta malignidad, tanta cabala, tanta envidia,
tanta mentira, tanta per\'er idad , tantas calumnias, y tan viles
y ver 'onzosas li onjas ? Sin duda esto no es, pOI qlle la cienCia
no sea buena en sí, pues sería necesario carecer ,le
sentido comun para deci rlo: es por que el hombre tiene
en el corazon pasiones que le mueven á hacer tan mal
{ISO de las ciencias por mas hermosas y sublimes que en
si sean ...
Estas reflexiones tal1 sensatas, con las que el iQ1-
})(o Rous.eau nos hace su pérfido retrato, demuestran
matemáticamente su verdad, y cayendo perpendicularmente
sobre su autor, le dcjan pulverizado. ~ a le oygo que exclama
y dice: ¡hu! palior lelis Vl/IlIcra Jac/a meis. No queda
meno degollado con su misma spada el /lfame T'ultoire
quando die : .. crá pucs prec iso hacer despreciable la ciencia,
recordando todos los fectos que nacen ue ella 1 Es
- 27 preciso amar la Religion, ~ pesar de las supersticiones y
el fanatísmo que la deshon ra n, como 10 es amar la sociedad,
cuyas dulzuras corrompen tantos hombres malos,. y
como lo es amar la Patria, aunque se haya sufrido en ella
alguna injusticia." (Carta de Volt. á J. J. ROllSSeau.)
~. 8.0
COllsideracion sobre la relacion que hay en la Religion
natural, y /a Religioll revelada.
Esta relacion es tal, que los enemigos de la revelacion
no pueden levantarse contra ella, sin que sus graves
dificultades ataquen tambien el naturalismo.
Los fil6 ofos de nuestro siglo nos censuran por que
· nos sometemos á una autoridad divina, insultan la sencillez
de nuestra fé, se m6fan de nuestra sumision, y no echan
· de ver, que discurriendo de este modo sería necesario no
1 someternos á autoridad alguna humana, que cada cual siga
las ideas que le sujiera su imajinacion, su ignorancia, Sll
capricho, y sI.! . pasiones. ¿ En tal estado, cual seda el cáos
á que se veria reducido el género humano? El Señor Marivaux
no comprehendia c6mo algunos hombres se muestran
tan incrédulos sobre cosas esenciales, y tan crédulos sobre
su~ilezas. U9- dia dijo al Señor Bolimbrokc, (1) que era
de este carácter: si nó creis, no es por falta de fé. Juliano
Apóstata /0 creja todo, mellaS e1 Evangelio. Sin embargo la
autoridad de Mr. Voltaire es decisiva para los que se resisten
á la de todos los siglos, y á la del mismo Dios.
" Las dos religiqpes, dice, Natural y Revalada tie-
· nen los mismos enell1Ígos, gentes .hinchadas con su mezquino
saber, semis,lÍbios: el buen , pueblo cree en Dios, y
adora á Jesuchristó,j el razonador soberbio desconoce á Dios
en la naturaleza, y"lc-blasfema en la religion, de la cual
es autor." ( Voltaire.)
No dejará de ser de gran peso, á lo menos para los
Rousseauístas la autoridad de J. Jacobo. Este dice: "El filo-
----.------------------.---------------------- ( 1) Ya todo el mundo saue que Voltaire, encubrió su nombre con el
de Bolimbrokc. ( Nonnot.)
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sofo que penetra en el secreto de los c i el o~, se atreve á a ociar
su sa biduria á la , abiduria eterna; aprueba, ceosura, corrige,
presc ribe lcycs it la natura leza y jí¡¡¡j te á la Dil'inidad; y
.llient ras que ocupado en sus I'anos istemas, se ' toma
mi l fa ti¡;:ls para ord enar la m ~ q u in a del mundo, el labra-
101' que ve la ll uvia y el sol fe rti lizar alte rnadamente sus
.:ampos, a laba y bendice la mano de la cual recibe e tas
gracias, sin mete rse a al'eriguar de qué manera le I'iene n;
110 intcnta just ificar su ignorallcia, 6 sus vicios con su
inc redu lid ad; no censura las obra de Di us : y no se adhi
ere á su Señor para h?éer brillar su arrogd llcia, Jamas
se oi rá de boca de lIn hombre vul-gar el dicho impío - de
A Ifonso X: E te estaba re en'ado ¡\ una boca sábi-a, " ( J.
J. ROII. scou, )
Ciertamente la ra zo n v la rel'elacion son dos luces
que Dios ha dado al hombre~ Yo prerrun to :-¿ ~ i porqlle
los chri tia nos no siguen bien la de la rel'elaciou, se hubiese
de extinguir esta, no é deberia extin;l1il' tamhien
la de la razon, puc que hay tan poco equaees de ella?
¿ P ero qué comparacion t ienen, aun con idetadas en u efecla
luce Evangélicas con las de la razon ? El E vangélio
ha dis ipado para siem pre mil necedades, que no pudo
desterra r toda la sa biduria de lo fi lo ofo' , Ya no se adora
~ J úpiter, ni á Bel, ni á A 'tarot. IIay mas verdadera luz
en el ch ristian que la que hubo en toda la e cudas fil us6fica
: hay ma ilu s tra~ i o n e n n uestra ' cabaña, que en
todo el r opago: I lI iño sabe ma entre no otros que los ,
S1ete ábios de Grécia.
e no dirá que mucho p ueblo no han visto aun
~a luz de la revelacion: y yo pregunto: ¿ Y todos lo hombre
han visto la de la raton? ¿ o hay por ventura e -
plritus tardo , talentos corto, y hombre incapaces de de -
cubrir la mellor cosa? i P or qué el ElIrop.!o ha s ido preferido
al Cafre, el Colombiano al Tártaro ? ¿ Pur q lié e te
naci6 COII \I n natural felIz, y utro con un natlJ ral pervel::o 1
Por qu é e, te e enfetmizo, y aq uel ano? Cuarytl'O el -átll r
alfsla fi l6sofo no re p.oll d,\ y otras millm:gunta semeju
ntes; cnl6nces dar mo nosotro razon de la eleocion
que el Dios de los christiullo hizo de unos y no de 'Otros.
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29
Mucho mas podiamos preguntar al religioso na':
turaHsta. ¿ Por qué el autor de la Naturaleza 110 cri6 el
Mundo ántes? Por qué cubri6 sus obras con t an densos velos?
Por qué todos los hombres no han pensado siempre
y obrado de un mismo modo?-Voltai re responde:
¿ No acabil .'·lÍs jamas eOIl tus por qllées ?
El que esc lldríiía la Magestarl, será oprimido de su
gloria. Mejor (>s esclamar con San P ablo: i O cuan elevada es
/a riqueza de la saúiduría, y úencia de Dios! cuan illcomp¡'
ehensíbles SO Il sus juicios, y r;uan investigables sus call1lllOs!
q ue ell rredarse en Cllestiolle,~ , gCllealogias, !J porfiadas cOlltimd~
s~ 911e no p roducen silla vanidad, ni conducen sino al pré'ClplClO.
La ab~ol-uta necesidad de la revelacion Divina es un
punto, que se puede demostrar hasta la ev id encia. Porque
·6 nada se creé; ó se creé únicamente lo que e l hombre
se pl'opone á sI n1ismo, ó lo que otros hombres le proponen. Vil
hombr ~ que nada creé, no pu'ede figurarse aun por la imagi
nacion del peripatético mas metafisico . i Qué hombre tan
infelíz! No sabe quienes son sus padres, no conoce a sus
hermanos, encerrarlo en el estrecho círculo de ' lo que con
' sus manos toca el resto del universo, y todo cuanto la
. I¡istori a nos presenta es nada para él. Se acaban los con.
rátos, !':r ' amistad perece, y la Sociedad se aniquila. ¡Qué
\Orror! Creei' solo lo que 'el hombre se propone -á sí mismo
'!s una fé entregada al error, al capricho, y á las pasiones.
Al en'or, porque a carla insta nte nos encontL'amos con
la falsedad de nuestros juicios: al capricho, porque á cada
::>aso nuestro orgullo nos hace creér, que acertamos cuando
¡ensamos fu era del COll1l\l1 pensar de los dema,o¡: y a las
. 'Jasiones, porc(l)e estas son la regla que nivela los discursos
y operaciones de casi todos los hombres. Creer solamente
lo que los demas hombres nos propone n, es mul
tiplicar errores, aumentar capríchos, y encender mas las
pasIOnes .
r " ',Las naéiones mas instruidas 'Y mas sábias, dice el
! gran B6s~uet, los Calüeos, los Egypcios, los FenIcios, los
GI'iegos, y los '\tomauos, eran los mas ignorantés, y lo>, mas
ciegos en orden i la Religion: ~n cierto es qUtl para ele.
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varse a e lla se l n e cesi ta de una gracia parti cular, y d e una
sabiduria mas qu e hum a na. Qui e n se atrevería á referi r las
.cere monias d e sus Di oses inm or tal es , y d e s us misterios
impuros? Sus amores, sus crn e ld ades, sus zelos, y tod os
los de mas excesos e ran el a s unto de sus fi es tas, de sus sacrificios,
de los himnos qu e les cantaban, y d e las pintura s
que les c o n sag raban en sus t é mpl os . A s í el. d e lit o ~ra ado-rado,
y t enido por n e cesario al culto de los DlPses ...... .
Todas sus solemnidades e~an una continua profan ac ion, 6
p or mejor decir, un a irrision d e l nombre de Dios . " Bayle
con oci6 bien la necesidad de la r eve lac ion:" La razo n, dic e,
es un principio de destruccion, y no de edificacion; no es
propia, sino para form a r dud as, y volverse de la derec ha
, a la izqui e rda, para e terni za r una disputa . ... para h ater co -
n oce r a l hombre s us tini eb las, y s u flaqueza, y la n ecesidad
de otra r eve lacion: esta es la de la Escriptura ....
N o h ay cosa mas insensata qu e razonar contra lo s hechos;
el tribunal de la filosofia es incompetente para juzgar d e
la R e li gio n christiana." (Not. Diec. tomo 4.)
La exce lenc ia del Sér Supremo, sus infinitas é inm
e nsas p erfecc ion es, las r e la ciones que tiene c on SllS criaturas
¡'l título de Criador, Cqu se rvad or, Goberl'\ador, y d e
R em unerador, exijen e n todo ri go r de justicia, y por la
abso l\lta dependencia, que el h ombre debe , tene~ de é l,
el sacrificio d e su e nte ndimi e nto, m e moria y voluntad, como
tambi e n el de su c ue rpo con todos s us sentidos, y de cuanto
ti e ne y p osée . Ahora bi e n, s i e l hombre no tiene por
cierto, sino lo qu e es evidente, y lo que comprehende
por la demou s tracion; ¿ cual es el sacrificio que
d ebe h áce r a Dios d e su entendimIento? Cual la señal
que acredite la dependencia de su Criador? Cual la
lib e rtad para s ug etar 6 no el entendimiento? Porque á la
verdad, sacrificar una cosa que absoluta y necesari
a mente no d epende de la libe rtad del hombre, como sucede
e n la evidencia, esto 110 puede llamarse sacrificio: en
cuyo caso q ue daria el entendimiento sin la sugecion que
rinde a Dios por médio de la fé; y esto seria tener el
hombre reservada alguna cosa, y por consiguiente gozar
de una. independencia absoluta, que es solo atributo de Dios.
•
31
Es pues necesario que el hom bre sugeté su entendimiení
en obsequio de la fé, para que de este modo quede el
Criador, razonabl emente glorificado y ensalzado por su criatura.
Razonablemente digo, porque la íé, como dice ~an
Pablo, es un obsequio raCIOnal; pues que está fundada sobre
pruebas que no dejan la menor duda.
'> N o hay sobre que deliberar, dice el erudito P.
J.amin, es forzoso seg'uir uno de estos dos partidos; ó reconocer
la necesidad de la revelacion para arreglar el culto
relijioso y determinar las reglas de las costumbres, ó defender
la suficiencia de razon para estos dos objetos: pues
e~te segundo partido no se puede conciliar con el estado
presente del hombre. Consultémos sobre este Artículo al
Al'lgel de las Escuelas .
" Si se abandona!e la verdad, dice, á las especulaciones
de la razon, resultarian tres inconvenientes. El primero seda,
que el conocimiento de Dios estaria resel:vado á un
corto número de hombres: por tres causas: á saber, por que
la pobreza, la pereza, y la debilidad de la complexion ponen
á la mayor parte fuera de estado de apli arse útilmente
á las indagaciones relativas á las ciencias.
El segundo inconveniente sería, que aquellos que entre
todos los hombres podrian llegar al conocimiento de la verdad,
no lo conseguirian sino muy tarde, y despues de emplear
muchos años en el estudio.
El tercero finalmente consiste, en que es tal la flaq
,ueza del entendim iento humano, que por lo comun hay
n}ll errores mezclad os "ntre los descubrimientos que hace
la razono
. . Pues estos tres inconvenientes no se pued en con-elIJar
con la ,sabiduria de Dios, que llamando á todos los
hombres, . sin distincion de edad, al conocimiento de la verdad,
debla darles médios proporcionados á su flaqueza."
. Es pues ind ubitable la necesidad de la revelacion;
p.or c¡ue además de lo que hemos dicho sobre la insufiCIenCia
de la razon en 6rden al conocimiento de las cosas
divinas; es ta¡nbien insuficiente para domar las pasiones.
Un Rey sin religion es un despota, el vasallo es Uf'
•
-
"
32
hipocrita, el casado, el comerci~nte, el militar, en fin ,touos
los hombres no son sino unos ¡ementldo~, que pisaran s us
deberes siempre que cojan el asilo de la im punidad" Ningun
bien, decia Rousseao, se puede hacer por principios de
filosofla, que no le haga mej o r la religioo; y la re li.iiun hac e
muchos, que la fi 'losofia TlO sabe hacer ...... i Qué argu ·
menL-o contra e l incrédulo, la vida de un ch\'l~t ian o!
¿ Hahrá quien se le resista? i Qllé cuadro para su corazon,
quando sus amigos, sus hijos y su es~)sa concurren
á instruirle, edificándole! Quaodo sin predicarles á
Dios co n sus discursos, se le e nseña en las accion es que
inspira, en la virtud de que es autor, y en el e nc anto que
hay e n agradarle: qllando \'e brillar en su casa la imágen
del c ie lo; y quanelo una vez cada dia se ver.! obtiCTado á
decirse: lIÓ, el hombre no es así por sí mismo, aquí ha!! alguna
cosa sobre humana! "
Séamos bu e nos, séalUos justos, y sin pensarlo, habrémos
h echo la mas exceleute, y la mas victoriosa de todas
las apologías. Pero se tienen unas máximas para creer,
y otras para obrar .-.¿ Cómo ha ele concordar la fé con las
obras, si en las casas de much-os christianos 00 hay estímu l
os que la despi e rten y avi\' en? Si en lu ga r de Granada,
Sales, Escupoli, Segneri, y otro~, se han sustituido Ma r- '
montel, el Citador, Dupuis y ..... .. .......... mil y mil,
que como la n gos tas h a ll eleva tado los c.ampos no mellOS de la
razon, qu e los de la relig'ioll? Si en vez de gloriarse COll
las imágenes ele los héroes de la R e ligion, se tiene por afrenta
el adornar con ellas la ~ h abitac iones? Los IcoDoclástas se han
renovado. ( 1) (CoI/ti l/liará . )
( 1) !conoclá.tas, he r
Citación recomendada (normas APA)
"La Espada de Holofernes - N. 4", -:-, 1830. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3684006/), el día 2025-07-20.
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