Si Manuel homenajeaba las vidas de sus ancestros con la palabra, Delia lo hacía con el baile y el movimiento. Artista plástica y bailarina, la danza y los tambores resonaron en ella y la llamaron a escena. Así, con su cuerpo fuerte por los embrujos de la abuela indígena y con su personalidad rebelde, heredada de la abuela negra, Delia se convirtió en la reina del baile y el folclor colombiano.
Delia y Manuel fueron los precursores del estudio del folclor y de su divulgación dentro y fuera del país. En su búsqueda de las raíces de la cultura y las artes de Colombia, ambos recorrieron varios pueblos del Caribe y del Pacífico reclutando músicos y bailarines para su compañía de danza folclórica. También recopilaron y difundieron voces y cantos en las primeras grabadoras que llegaron a Colombia.
De la mano de su hermana, Manuel descubrió que la música viaja más rápido que la palabra y rompe la barrera del analfabetismo; esa barrera resultado de la desigualdad social y económica del país con la que se encontró como escritor y editor. Se propusieron entonces que el folclor negro viajara a ritmo de tambores, porros, vallenatos y cumbias a través de grabaciones y presentaciones .
De esta manera descubrieron el arte de Los gaiteros de San Jacinto, la Negra Grande de Colombia y Totó la momposina, y grabaron sus cantos para compartirlos por los medios de comunicación. La radio, el desarrollo de la industria fonográfica y audiovisual, y las presentaciones en vivo fueron los principales mecanismos de divulgación de ese folclor que los Zapata Olivella estudiaron y conocieron en sus recorridos por todo el país.
A partir de los viajes por el país Delia fundó la Compañía de danza folclórica, con la que ella y su hermano recorrieron Europa y Asia exhibiendo en los teatros ese espectáculo colombiano de baile, música y canto. Pero, sobre todo, demostrando que a partir de la investigación y la difusión era posible recurrir a las manifestaciones artísticas y culturales como vehículos de la identidad y el folclor. Gracias a ellos, el tambor se juntó con la gaita, el cuerpo y la voz para formar un espectáculo de música, baile y alegría homenaje a la historia mestiza de Colombia.
Tras la huella histórica de los pueblos
Para Manuel era fundamental entender el origen de las prácticas culturales: de dónde provienen, cómo se formaron las músicas tradicionales, cuál es el papel del folclor en la identidad. En Letras Nacionales y otras revistas publicó varios artículos abordando estas cuestiones. Allí relató la vida y obra de varios representantes de las tradiciones negras y difundió sus investigaciones sobre la historia de los géneros musicales y sus intérpretes.
Cualquier aspecto del folclor negro en Colombia que se quiera estudiar encuentra el inconveniente del desconocimiento de su origen africano. Mientras no se realicen trabajos serios sobre la transculturación africana a nuestro país, el conocimiento científico sobre el folclor negro será un gran problema de interpretación.
Delia y Manuel promovieron el folclor a partir de su exploración y su difusión. Se cuestionaron sus orígenes y lo que representaba. Para ellos, como huella de la historia de los pueblos, el folclor carga consigo el mestizaje, la guerra, la alegría, la esclavitud y la libertad, todo en uno. Su labor abrió caminos para que más músicos, bailes e intérpretes fueran conocidos y dejaran de manifiesto la diversidad y la mezcla de razas en sus creaciones; para que nos preguntemos cómo nos representa la música que oímos, las danzas que bailamos, las canciones que cantamos.